martes, 19 de octubre de 2010

Desastre naturales de todo el mundo

Chile, 1960: mueren 2.000 personas y 2.000.000 pierden su hogar en el mayor terremoto de todos los tiempos, de 9, 5 grados en la  Los ríos cambiaron su curso; nacieron nuevos lagos, se movieron las montañas y la geografía se modificó.
Luego, un tsunami arrasó lo poco que  quedaba en pie. Menos fuerte, pero muy dramático fue el de Paquistán, de 7,6 grados, en octubre pasado, que, aunque casi pasó inadvertido ante la ola de huracanes que azotó la costa del Atlántico, dejó un saldo de 40.000 muertes y más de 2,5 millones de personas afectadas. Robert Yeats, geólogo de la Universidad de Oregón, señaló al respecto que el choque constante entre la placa Indica y la Euroasiática hace que este país asiático sea el más perjudicado.
El terremoto se originó a tan sólo 10 kilómetros de profundidad y la sacudida provocó derrumbamientos masivos que enterraron pueblos enteros situados en las laderas de las montañas. En este punto vale la pena aclarar que los temblores de tierra son habituales. La mayoría no son destructivos y sólo unos pocos son percibidos por la población.
Tsunamis en cadena:
Uno de los sucesos que más fresco está en la memoria fue el tsunami del 26 de diciembre de 2004. Un terremoto a 4.000 metros de profundidad en el océano Índico, a unos 260 kilómetros al oeste de la costa de Aceh, Indonesia, que llegaría a los 9 grados de la escala Richter, ocasionó una cadena de tsunamis que borraron literalmente del mapa islas, playas y poblaciones, que quedaron sumergidas en una densa capa de lodo y agua. Murieron cerca de 300.000 personas.
La onda expansiva de las olas afectó a Indonesia, Tailandia, Sri Lanka, India, Bangladesh, Birmania, Malasia, Islas Maldivas, Somalia, Kenia, Tanzania y las Islas Seychelles. La cadena de olas se desplazó a más de 500 km/h y tardó sólo 6 horas en llegar al continente africano, a más de 5.000 Km. de distancia. Desde el comienzo de 2010, la naturaleza se ha heco imprevisiblemente variable con múltiples desastres naturales en el mundo causando asombrosas pérdidas material y humana.

Hubo un seísmo de 7,8 grados de magnitud (intensidad) en la escala abierta de Richter el 12 de enero en Haití y el capital del país Puerto Príncipe se redujo en ruinas con unos 30 mil víctimas mortales, incluidos 8 cascos azules de China. El temblor de 8,8 grado registrado en Chile el 27 de febrero con un tsunami dejó pérdidas materiales por valor de 30.000 millones de dólares. Un temblor de 7,1 grados sacudió a Yushu de Qinghai de China causando gran número de muertos y heridos. Una extraordinaria sequía flagela en cinco provincias suroeccidentales chinas y en países vecinos. El volcán bajo el glaciar Eyjafjallajokull de Islandia comenzó la erupción el 14 de abril enviando vapor y cenizas al espacio y amenazando la seguridad del transporte aéreo. Esto hizo anular los vuelos en la mayor parte de Europa, e incluso obligaba a Barack Obama y dignatarios de varios países cancelar la asistencia a la ceremonia fúnebre del difunto presidente de Polonia. Los desastres y cambios climáticos como el invierno severo y el retraso de la llegada de la primavera han puesto en dudas la teoría sobre el calentamiento global.

Además de los cambios inesperados de la naturaleza y el empeoramiento del medioambiente, los factores humanos, como la excesiva explotación de recursos naturales que perjudica el equilibrio ecológico y que provoca ciertos desastres naturales, también dan origen a desastres naturales. La coexistencia armoniosa de los seres humanos y la naturaleza es difícil de hacer realidad, aunque la gente es consciente del asunto.

Los múltiples desastres naturales no solo han traido más factores de inestabilidad para la seguridad internacional y hecho más ardua la tarea de salvaguardar la seguridad estatal, sino que también han causado influencias de importancia trascendental sobre las relaciones y política internacionales, con coyunturas potenciales para renovar los conceptos y mecanismos internacionales.

El que las calamidades naturales ocurran con mayor frecuencia y gravedad obliga a los gobiernos de diversos países a sistematizar el mecanisno permanente de emergencia y a hacer reacciones rápidas a las crisis para comprobar su capacidad administrativa y el poderío general estatal.

Ante los frecuentes desastres naturales todos los países deben trabajar juntos para compartir penas y alegría en la causa común. Hay que desarrollar el espíritu internacionalista de que todos ayudan uno a otro cuando flagelan los desastres naturales.

Ante las calamidades naturales, los diversos países están dotados de una identidad doble, víctimas del flagelo y recipientes de la ayuda por una parte, y donantes de ayudas por la otra. Es imperativo enviar la ayuda necesaria a tiempo a los damnificados de los desastres, y fomentar el concepto de respeto a la naturaleza, la simpatía con las víctimas y la gratitud a la ayuda.

La prevención de los desastres naturales, el rescate de los danificados y la resolución de las consecuencias de las calamidades han sido incluidos en la agenda en las relaciones internacionales, la diplomacia de rescate de las víctimas se desarrolla con ímpetú y se está estableciendo un mecanismo regional y global para ayudar a los damnificados. El ayudar todos a las víctimas de los desastres naturales se está convirtiendo en una práctica comun internacional. El humanitarismo internacional servirá para transformar las tradicionales reglas del juego de disputa política en el ámbito internacional.

Los múltiples desastres naturales han promovido el cambio del concepto de seguridad y la estrategia de seguridad. Las calamidades naturales ocurren a medida del desarrollo de la socidad humana, y se agravan junto con la industrialización, la urbanización y la informatización. No es conveniente tratar los desastres naturales con el concepto de “seguridad no tradicional”, y hay que considerar los desastres que dañan a varios países, como el desafío de primera categoría a la seguridad, y enfrentarlos con la completa estrategia de seguridad y militar.

En la nueva edición del evalúo de defensa cuatrinal de EEUU, toman el cambio climático como una importante influencia sobre la defensa nacional. El informe sobre la estrategia de seguridad nacional de Rusia antes de 2020 también presta mucha atención a la prevención de los desastres naturales. El Ejército Popular de Liberación (EPL) de China ha tomado como importante contenido de la reforma militar “el enfrentar la amenaza de la seguridad y el cumplir tareas variadas y las operaciones no bélicas”. Los mandos y combatiente del
EPL han cumplido estos principios en las operaciones de rescate de los damnificados de los desastres naturales.

La lucha contra los desastres ha mostrado la imagen y prestigio de los diversos países en el ámbito internaional. Al enfrentar el desastroso seismo de Yushu, los líderes chino decidieron hacer ajustes de su plan de visitas a otros países y participaron de todo corazón en el liderazgo de la lucha antisísmica. Esto ha demostrado el noble espíritu de gobernar el país en bien del pueblo y tomar los seres humanos como lo primordial, granjeándose elogios de la comunidad internacional.

Los múltiples desastres naturales constituyen un severo desafío y el factor negativo para el desarrollo pacífico de China. Hay que ser conscientes de esta situación del país, guardarse de ser ingenuamente optimistas en la lucha por el resurgimiento y prosperidad de la nación china y elevar la vigilancia ante posibles desastres. Por otro lado, es imperativo hacer preparativos suficientes para prevenir las calamidades naturales, hacer ingentes esfuezos por la lucha contra los desastres naturales poniendo en pleno juego el precioso espíritu tradicional chino de unirse como un solo hombre para conquistar la victoria. El sistema socialista con peculiaridades chinas y la firme dirección del Partido Comunista de China han concedido una poderosa fuerza contra los desastres naturales y la superioridad para vencerlos.

Al enfrentar las severas calamidades naturales, todos los países deben dejar al lado sus divergencias y aunar sus esfuerzos. Consciente del deber que le incumbe, China está decidida a poner en pleno juego su papel de un país grande en vías de desarrollo en la cooperación internacional para combatir los desastres naturales.

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